Gabriel Gonzáles García es natural de SanFrancisco de la Montaña de Veraguas, aunque
tiene casi toda su vida en Cerro Azul. Está jubilado, casado, tiene 7 hijos, 15 nietos y 3 bisnietos.
Desde hace 30 años sirve a la Iglesia como diácono, celebrando la Palabra en comunidades foráneas, dedicado a enseñar y catequizar a quienes consiga a su paso y ayuda en la preparación de aquellos que buscan recibir los sacramentos.
Tal como decía el profeta Daniel “habla Señor que tu siervo escucha”. Con esa actitud
hace más de un año aceptó el llamado que hizo Dios a través del sacerdote Fernando Fontane – párroco de la Iglesia Espíritu Santo- quien le propuso hacerse cargo del Hogar San José, ubicado en la comunidad Altos de Cabuyita, corregimiento 24 de Diciembre.
“Al principio me pareció un reto tremendo, porque no tenía ningún tipo de experiencia.
Me puse en manos de Dios para que me iluminara. Poco a poco me he ido compenetrando con cada uno de los abuelos, les he tomado muchocariño y seguiré allí hasta que el Señor
disponga” aseguró.
Por la experiencia que he tenido en este tiempo, el diácono Gabriel coincide con el mensaje que ha dado en reiteradas ocasiones el Papa Francisco. Asegura que el mundo vive la cultura del desecho, por eso el atender a los ancianos se ha convertido en una de las grandes misiones de la Iglesia Católica.
Relata que diariamente se topa con diferentes caracteres, unos son violentos,
se arrebatan, otros más tranquilos y cariñosos, pero con todos se debe tener mucha paciencia para no perder el control. “Cuidar a un anciano es una tarea difícil pero puede
hacerse dulce si miramos lo que significa la vejez” aseguró.
“La gente debe pensar que realmente estas personas de avanzada edad dieron todo lo que tenían que dar al país y a su familia. Es impactante, encontrarse con un abuelo que has atendido, muerto y ver que pasan los días y nadie reclama su cuerpo, nadie lo llora; es realmente muy triste el nivel de abandono”, manifestó conmovido Gonzáles agregando que le costó varios días resolver asuntos legales para lograr las exequias.
En su administración han fallecido tres. Actualmente en el Hogar viven 21 adultos
de edad avanzada que son atendidos por ocho colaboradores con respeto y amor. “Realmente lo que buscamos es que ellos no se sientan en un asilo, este es un hogar donde recibimos personas que se convierten en familia, se les ofrece alojamiento permanente, atención de salud integral y alimentación diaria” dijo el diácono.