Es importante conocer el programa, inscribirse y hablar con la familia sobre la decisión de donar para que, llegado el momento, los familiares no se opongan porque no sabían.
Por Elizabeth Muñoz de Lao
Monique Urriola vive pendiente del celular. Sabe que una llamada puede ser ese regalo de amor y desprendimiento que salvará su vida y dará alegría a sus seres queridos.
Así lleva cinco años, esperando por un riñón para ser trasplantado y, mientras tanto, se somete a diálisis tres días a la semana, los lunes, miércoles y viernes, durante tres horas y media cada vez.
“Siempre vivo con la esperanza de que me llamen. Todos los meses tengo que ir a la Ciudad de la Salud para que me saquen suero (extracción de sangre), porque cuando hay un donante, verifican que sea compatible conmigo. Sí existen donantes, el problema es que sean compatibles”, explicó Monique.
Como ella, más de 400 pacientes, con sueños y deseos de vivir, esperan por un órgano que salve sus vidas y les fortalezca la fe en la ciencia y en la solidaridad humana.
De eso habla, con propiedad, el doctor César Cuero, director de la Organización Panameña de Trasplantes (OPT), entidad adscrita al Ministerio de Salud y responsable de coordinar trasplantes y donaciones de órganos en el país.
Según el galeno, la evolución de los trasplantes de donantes fallecidos es muy baja y se ha mantenido por debajo del promedio. Este año van 14 donantes, pero el mejor año hubo 21, desde 1998 cuando se realizó el primero con donante fallecido. Antes, en 1990, se iniciaron con donantes vivos relacionados.
La lista de espera no es corta: 300 esperan por un riñón, 4 por un hígado, 1 por un corazón, 25 por células hematopoyéticas y 75 por córneas.
Informar a la familia es clave para la donación
Lo que se requiere es una campaña sostenida a través de todos los medios de comunicación social para que la sociedad tome conciencia de la importancia de la donación de órganos, resaltó el médico.
Pero esto, por sí solo, no es suficiente. Es importante que el que desee donar, lo hable con su familia para que todos estén enterados, pues así facilita que, de llegar el momento, los familiares no se opongan, aduciendo que el donante, en vida, nunca les dio a conocer su deseo de donar.
Peor aún, si los familiares no han oído hablar de este tipo de donación, más oposición se va a dar a la hora de que otro ser humano pueda recibir ese regalo de amor de alguien que ya no va a estar.
No obstante, hay esperanza. El doctor Cuero informó que el índice de negativa familiar bajó este año. En 2023 fue de 50% de negatividad, mientras que este año, bajó a cerca del 30%.
Aún falta mucho por hacer, señaló, y la mira está en la campaña mediática que se pretende iniciar en febrero de 2025, con el apoyo del Club Activo 20-30 y que sea sostenida durante todo el año, para que llegue a todos los hogares.
¿Puedo ser donante?
Muchas personas piensan que, si padecen alguna enfermedad crónica, no pueden donar. No es así. Para ser donante en vida, solo hay que ser mayor de edad. Si la persona es diabética o hipertensa, y se le dañó el riñón o el corazón, no puede donar esos órganos, pero siempre puede donar otro, como la piel o la córnea, incluso, si ya se tienen 60 o 70 años.
Con respecto a la piel, aún no se han iniciado los trasplantes. El Club Activo 20-30 dedicó la Teletón de 2017 a la instalación del Banco de Tejido en el Hospital del Niño, y pese a que ya se tiene el espacio y el equipo, por razones administrativas, aún no se han podido realizar.
En este punto, el galeno hizo énfasis en que, al donar piel, no se desfigura al donante fallecido. Esa piel se extrae de la espalda y de la parte anterior del muslo.
En relación con la donación de una persona viva a otra, solo hay dos programas: de riñón y de células hematopoyéticas o trasplante de médula ósea. Estos tienen la virtud de que el donante puede ser el mismo paciente o un familiar, y también alguien que no guarde nexo familiar muy cercano, pero que es compatible.
El doctor hizo un llamado a los hermanos cristianos católicos: Que sirvan como donantes de órganos, porque como decía san Juan Pablo II: no hay acto que engrandezca más al hombre que servir de donante de órgano, para dar vida a los que no tienen una buena calidad de vida.
No pierde la fe ni la esperanza
Entretanto, Monique Urriola se enfrenta al hecho de que, a pesar de ser O positivo, solo le puede donar otro O positivo. En contraposición, los que son A positivo, por ejemplo, pueden recibir la donación de un O positivo.
“El O positivo puede donar a cualquier otra persona, pero no recibir de cualquier otro tipo de sangre. Esa es la naturaleza”, dijo.
Ella no tiene familia que sea compatible, su hermana es A y el papá también. La mamá es 0 positivo, pero no puede donar. Además, mientras mayor sea la persona, ese riñón tiene más edad; si es un riñón de joven, la persona tiene la oportunidad de aprovecharlo más tiempo.
“Tengo que tener el celular a la mano. Cuando sale un donante, debo correr a la Ciudad de la Salud, porque cuando llaman, ya se ha hecho la compatibilidad. Siempre se elige al más compatible”, explicó.
Monique tiene 48 años y un hijo de 21. Pide a Dios que le dé la oportunidad de conseguir un donante.
Ella era hipertensa y eso le afectó el único riñón que tenía, pues nació solo con uno. Ella no lo sabía, pero un día se enfermó y cuando le hicieron exámenes, se percataron de esta anomalía. Un riñón, simplemente, no se desarrolló.
“Yo veo que cuando fallece la persona, en el proceso del dolor de la pérdida, la familia se niega, pero al permitir donar, estás permitiendo que otras personas se salven. Están salvando vidas, y a esa persona que se fue, Dios le da la oportunidad de salvar a otra. En este caso, es el familiar el que tiene que dar la oportunidad para que esto suceda”, resaltó.
Ella hace un llamado puntual: “Hay que tener amor por la humanidad, porque hay muchas personas que necesitan y muchas no logran tener un trasplante”.
Esta madre de familia está llena de esperanza y fe, que es lo último que se pierde. “Hay que decir: ya se hizo”, expresó, mientras sigue esperando un regalo de vida.
Trasplantes en cifras
En Panamá, los trasplantes renales de donantes vivos se hacen desde noviembre de 1990. De fallecidos, desde el 17 de noviembre de 1998.
De células hematopoyéticas se realizan desde el 28 de agosto de 2000, todos de donantes vivos.
De córneas, se hacen desde 1985, de donantes fallecidos.
De corazón, desde el 11 de marzo de 2016, de donantes fallecidos.
Hepáticos, desde el 24 de marzo de 2011, de donantes fallecidos.
¿Cuántos van?
660 de células hematopoyéticas
4 de corazón
104 hepáticos
2197 de córneas
1010 renales (265 de donantes vivos y 745 de donantes fallecidos).
Todos los panameños pueden expresar su deseo de donar órganos al sacar su cédula o su licencia de conducir. La información estará siempre en el código de barras que está detrás de cada uno de esos documentos.