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Educando seres libres y capaces de transformar su entorno

Educando seres libres y capaces de transformar su entorno

El padre Dominico Carlos Cáceres es el encargado del trabajo pastoral evangelizador, junto a las Hermanas, tanto en el colegio como en la parroquia María Reina. Allí buscan llevar la luz a estas realidades difíciles que se viven en el área.

 

Por Karla Díaz

Brindar una excelente formación académica, cultivando la fe y fortaleciendo los valores morales y espirituales es la finalidad por la cual trabajan día a día en el Centro Educativo Marie Poussepin, regentado por las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación.

Ubicado en el barrio de Curundú, este colegio cuenta con 750 estudiantes que van desde el maternal hasta décimo grado, obteniendo su título de  Bachiller en Ciencias o Bachiller en Turismo.

 

Bajo la filosofía de Marie Poussepin, basada en la pedagogía con ternura y vigilancia hacia la niñez y juventud, educan con delicadeza.

 

Corrigen sin cólera y están siempre vigilantes a las situaciones humanas académicas en todo sentido, brindando una enseñanza integral en el proceso desde la niñez hasta la juventud.

La Hermana Rubiela Asprilla Caicedo, directora del Centro Educativo, destaca que en esta obra social se insiste muchísimo en los valores, pues son conscientes del medio en el que se encuentran, por ello, saben la importancia que conlleva educar bien para que quienes allí se formen, sean agentes de paz en medio de lo malo que pueda existir.

“Queremos que nuestros estudiantes sean agentes de cambio en medio de las realidades que podamos vivir y que maduren siendo responsables e independientes, capaces de tomar sus propias decisiones siempre en pro de la construcción de una buena y sociedad”, dijo la Hermana Rubiela.

Al centro asisten niños y jóvenes del mismo sector de Curundú y de áreas aledañas, pero también llegan de más lejos, Tocumen, 24 de Diciembre y del área oeste, Arraiján y Chorrera, pues conocen el carisma de las religiosas  y los padres de familia desean que sus hijos sean educados bajo el mismo.

 

Una obra social con mucho apoyo

Los niños y jóvenes  que asisten al centro desayunan y almuerzan allí; una alimentación que es subsidiada por empresas y personas particulares que creen en el proyecto.

“Es importante recalcar que esta infraestructura, con sus salones y equipos, son  gracias al Banco Latinoamericano de Comercio Exterior (Bladex). Este centro es su obra insigne y cada año son ellos los encargados de su mantenimiento y sostenimiento, además de muchos proyectos que llevamos a cabo en el plantel”, aseguró la religiosa

Por otro lado, también es importante mencionar que cuentan con 54 docentes, profesionales que son pagados por el Ministerio de Educación. “De no ser así, sería imposible el sostenimiento de esta obra”, nos dice la Hermana Rubiela.

Los padres de familia también dan sus aportes en  mensualidades, son costos bajos, pero significativos para poder mantener el centro. También abren las puertas a algunos chicos que, por su situación económica, no pueden con el pago de las mensualidades y se les asignan padrinos que cubran estos gastos con pequeñas becas.

 

Al centro asisten niños y jóvenes del mismo sector de Curundú y de áreas aledañas.

Tras los años, ven los frutos

El Centro Educativo Marie Poussepin tiene 18 años, y llevan ya varias promociones de graduandos que se han superado y son ejemplos para la sociedad.

“Esto nos llena de satisfacción porque entonces ve uno que lo que se está haciendo con la juventud y la familia sí da resultados; y si nosotros invertimos en educación no vamos a tener más tarde delincuentes, por el contrario, vamos a tener una sociedad más solidaria y en paz, una juventud que mire siempre hacia el horizonte”.

Y es que en este barrio hay familias que quieren salir adelante, hay jóvenes profesionales y mucha gente que ha salido del barrio y que han marcado la diferencia, porque todo el mundo no es igual.

El bachillerato egresado de este centro educativo, sin duda alguna, ha ayudado a que muchos niños no se metan a pandillas.  “Aquí en Curundú somos respetados, vamos para 60 años de estar aquí, y lo que dicen las Hermanas es escuchado es acertado, y eso nos enorgullece porque ha sido un trabajo de la Congregación”.

Muchas veces cuesta que las cosas buenas se conozcan, pero ciertamente el barrio de Curundú ha cambiado. Existe violencia, existen las bandas, pero no es como años atrás.

Hay gente buena, hay jóvenes que quieren salir adelante, hay familias bien organizadas y eso llena de esperanza para seguir en la labor de enseñar y educar con valores para dejar ciudadanos buenos y responsables en la sociedad.

 

La familia y los padres de familia

Con el fin de involucrar a la familia en la tarea educativa, los padres de familia reciben capacitación a través de la Escuela para Padres “Arquitectos de esperanza, que atiende a los papás desde hace 13 años y es un requisito para los estudiantes del colegio.

“Esto les ayuda mucho en su formación, en sus valores, en su compartir como familia y siempre da buenos frutos”, dijo la directora.

Cuentan también con un gabinete Psicopedagógico, esencial para el colegio, pues de la mano con la escuela para padres, las psicólogas brindan estabilidad, sobre todo a los chicos que vienen con situaciones a nivel familiar.

La segunda semana del mes de mayo estarán recibiendo  las inscripciones de los niños para el próximo año, pues pretenden seguir firmes en la misión de evangelizar educando con valores, amor, ternura y vigilancia a ejemplo de Marie Poussepin.