,

El carisma claretiano se quedó en su corazón

El carisma claretiano se quedó en su corazón

Desde Honduras, la familia de Josué E. Lemus llegó al país para acompañarle en la ceremonia de Ordenación Diaconal celebrada en la zona misionera de Agua Fría.

 

Por Karla Díaz

A los 16 años sintió el primer llamado. En ese entonces pertenecía al grupo juvenil “Misioneros de Jesús”, en la Iglesia Nuestra Señora de Cabañas, en Arizona Atlántida, Honduras.

El carisma de los Misioneros Claretianos siempre ha estado presente en su vida, pues en la que fue su parroquia, Nuestra Señora del Pilar, siempre tuvieron presencia los sacerdotes, danto testimonio de fraternidad, cordialidad y cercanía, actitudes que siempre crearon inquietud y llamaron la atención de Josué.

Cuando empezó su inquietud vocacional estaba trabajando y estudiando. Destaca que a la primera que se lo comentó fue a su hermana, quien luego se lo dijo al Misionero Claretiano, Fredy Arroyo.

“Recuerdo que cuando hablé con él, me dio a leer un libro titulado ¿Vocación o Profesión?, y luego me aconsejó que siguiera trabajando y estudiando para que  terminara el bachillerato y siguiera madurando la vocación”, dijo.

Su trabajo continuó en la Pastoral Juvenil, y al vivir aquellas experiencias de misiones y encuentros de renovación juvenil que se realizaban en La Ceiba, Honduras, con Monseñor Rómulo Emiliani, siguió creciendo su  inquietud.

Después en su proceso vocacional conversó con el padre César Espinoza, también misionero Claretiano, y  fue con él con quien vieron la posibilidad de vivir la experiencia de discernimiento en el Seminario Menor Santiago Apóstol de San Pedro Sula.

 

Su familia, su gran apoyo

Cuando el diácono Josué iba a ingresar al Seminario Menor, como interno, se lo dijo  a sus  papás, y recuerda que su reacción fue de alegría. “Inmediatamente me apoyaron en la idea, pues sabían que iba a estar cerca, y aceptaron, pues era lo que me llamaba la atención”, señala.

Estuvo  en el seminario 2009 y 2010 como interno, y para ese último año le tocaba discernir si seguía como diocesano o ingresaba como religioso con los Misioneros Claretianos.

 

Un camino misionero es testimonio del Carisma Claretiano.

En ese proceso de discernimiento conversó con el padre Jeremías Lemus CMF, quien en ese momento era el encargado de la Pastoral Vocacional de los Misioneros Claretianos de Centroamérica. Luego también habló con el padre Rodolfo Morales CMF, quien era el provincial de los Misioneros Claretianos, y tomó su decisión.

“Llegó el momento en que  tuve que hablarlo con mis papás, y esta vez sí fue un poco más duro para ellos, ya que no me quedaba, sino que sabían que debía salir del país, pero aun así fue reconfortante cuando me dijeron – si es lo que usted quiere hijo, apoyaremos lo que usted decida-«, relata con  emoción Josué.

 

Su formación hasta hoy

El 12 de enero de 2011 ingresó a la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María (Misioneros Claretianos). Hizo su año de propedéutico en Nicaragua.

Luego sus estudios de Filosofía en la Universidad Centroamérica (UCA) de Nicaragua. En el 2015, el noviciado en Guatemala, y el 1 de enero de 2016 emitió su primera profesión como Misionero Claretiano.

Sus estudios de Teología los realizó en El Salvador, en la Universidad Centroamérica (UCA). Su año de misión fue en  Semají, Izabal Guatemala en el año 2017.

El 24 de octubre del 2020 realizó su  profesión perpetua en El Salvador. Posteriormente fue destinado como Misionero a la Zona Misionera de Agua Fría en Darién, donde estuvo hasta octubre del 2022. Actualmente se encuentra en la Zona Misionera de la Palma.