Más de 30 participantes de diferentes países e instancias se reunieron en Bogotá del 12 al 14 de abril en el primer Encuentro Latinoamericano y del Caribe: Mujeres en sinodalidad.
¡Panamá dijo presente!
Por Marianne Colmenárez
De diversos lugares de Latinoamérica y el Caribe, con historias, estados de vida e identidades distintas se reunieron del 12 al 14 de abril para contribuir a los objetivos planteados por la Comisión Animadora del Eje Mujeres en la Iglesia y la Sociedad, responsable de este primer Encuentro Latinoamericano y del Caribe: Mujeres en sinodalidad, en el que Panamá se hizo presente.
Desde Penonomé, Mabel Montero, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de Familia y Vida de Panamá, viajó hasta Bogotá para reunirse con laicos y religiosos, en su mayoría mujeres que representan diferentes instancias territoriales como la Red Eclesial Panamazónica (Repam), Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (Remam), Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag) y Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), representantes de la pastoral afroamericana y garífuna, pueblos originarios y la pastoral juvenil.
Durante estos tres días pudieron escuchar los dolores, los clamores y las heridas de todas las violencias padecidas; la toma de conciencia y la verbalización en un silencio orante que ha permitido liberar y continuar sanando.
Así mismo, saborearon los gozos y las esperanzas emergidas de las historias de resistencia y resiliencia, compartidas desde sus realidades por los participantes.
Reflexionaron sobre los diversos modos de exclusión de las mujeres en la Iglesia y la búsqueda de una mayor equidad entre los hermanos en Cristo.
Aportes de Panamá
“Señalamos que, si bien es cierto, históricamente la Iglesia ha sido patriarcal, estamos viviendo tiempos esperanzadores. Ciertamente las mujeres panameñas tienen muchas oportunidades dentro de la Iglesia, pero igual se siente el clericalismo, que en reiteradas ocasiones paraliza y de hecho lo manifestaron en las escuchas del Sínodo”, afirmó Mabel.
En relación al tema de las hermanas de vida religiosa, compartió en su intervención, que ellas mismas piden que su trabajo sea valorado dentro de la Iglesia en su justa dimensión.
“Consideramos necesario buscar estrategias para que estas mujeres de Iglesia puedan trabajar en sinodalidad con los varones, aunque no piensen igual y que no haya ningún asomo de percepción o realidad de desigualdad”, dijo.
Reiteró la necesidad de fortalecer la institución familiar, lugar donde se debe formar al individuo dentro de los valores y cultura de paz, para que no sean fábricas de patrones erróneos y donde la violencia sea lo común.
Acciones
Las líneas de trabajo que se definieron estén en torno a la resignificación de la dignidad bautismal, el ejercicio pleno de la ciudadanía eclesial; entendiendo esta ciudadanía desde la diversidad de los territorios y procesos eclesiales.
Reconocieron que todo esto es posible en este tiempo de primavera eclesial, animado por el papa Francisco, quien anhela ver una Iglesia con rostro sinodal y con ministerios compartidos, que reflejen los carismas sembrados por el Espíritu Santo.
Una Iglesia samaritana y en salida.
