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La fuerza evangelizadora de los neocatecúmenos brota de la Pascua del Señor

La fuerza evangelizadora de los neocatecúmenos brota de la Pascua del Señor

Celebraron la más antigua y la más grande de las fiestas cristianas; para los hermanos del Camino es la gran época de gozo, que culmina en la fiesta de pentecostés.

 

Por Marianne Colmenárez

Tanto para quienes recorren el Camino Neocatecumenal, así como cualquier otro fiel que haya podido vivir la noche del Sábado Santo con los hermanos neocatecúmenos, la Vigilia Pascual se ha convertido en esa experiencia profunda, única e inolvidable; que les ha permitido redescubrir en la fe, la importancia de esperar atentos al Resucitado.

La fiesta de la Pascua es la mayor celebración del calendario litúrgico cristiano. El término español “pascua” proviene del latín páscae, que a su vez proviene del griego clásico  πάσχα (pasja), una adaptación del hebreo פסח (pésaj), que significa ‘paso’ o ‘salto’. Con el nombre de Pascua se trata de establecer su paralelo con la Pascua judía que recuerda el «paso» del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto hacia la libertad y, eventualmente, a la Tierra Prometida.

Para Alberto Almanza, neocatecúmeno desde 1975, la Pascua es el gran misterio de la salvación, no solo de los cristianos sino del género humano. El, junto a su esposa Gitza Jaén, pertenece a la primera comunidad de la iglesia de Guadalupe de calle 50, como fruto de la primera evangelización que se hizo en Panamá.

A los 18 años de edad, la catequesis del Camino les introdujo a descubrir este misterio “Ciertamente la pascua judía conmemora el paso de la condición de esclavitud a la libertad; pero la Pascua que Jesucristo nos regala hace memoria viva del paso de la muerte a la vida”, explicó.

“Nos enseñaron que la Pascua había que vivirla a profundidad y para ello había que prepararse. En la Cuaresma a punta de ayunos, limosnas y mucha oración abonamos el terreno para que pueda apremiar bien la Palabra de Dios”, dijo.

 

Celebración

Aunque pareciera que las celebraciones son organizadas exclusivamente para sus comunidades, “las Vigilias que realiza el Camino Neocatecumenal son totalmente abiertas a cualquier fiel que quiera participar”, afirma Javier Cuartero, quien con su esposa Sandra Samperi conforman el equipo responsable de la nación.

 

Javier Cuartero comparte con quienes terminan el itinerario.

 

Aclara, que si el fiel llega sin previa preparación, podría parecerle larga ya que están en vela toda la noche hasta el alba.

En Panamá, la Vigilia Pascual del Camino se celebró en todas las parroquias donde hay comunidades: Nuestra Señora del Carmen en Pasadena, en el Santuario Nacional, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, La Asunción, Cristo Redentor y en La Chorrera. Cabe destacar que el Camino se ha extendido en las diócesis de Chitré, Santiago, Penonomé, David y Colón.

Cuartero explica que la celebración de la Vigilia de los Neocatecúmenos empieza como la Vigilia tradicional que se celebra en cualquier parroquia del mundo, con el rito del fuego delante de la puerta de la Iglesia, signo de la luz de Cristo que viene a iluminar las tinieblas. Con este fuego se enciende el Cirio Pascual y de allí todos entran con sus velas encendidas en procesión, para dar paso al canto del Pregón Pascual.

Se proclaman las nueve Palabras que están en el ritual; después de cada lectura se canta un Salmo o un canto que tiene relación con lo proclamado. Seguidamente, de la celebración de la Palabra y antes de la homilía invitan a los hermanos a dar el eco, deben responder: ¿qué te dice el Señor a través de esta Palabra? ¿Qué relación tiene con tu vida?

 

Espacio importante para los niños

“Nuestros niños esperan con unas ansias muy bonitas la noche del sábado santo, reciben catequesis, preparan los cantos y hasta Irene, la más pequeña de siete años, hizo medio ayuno, buscó dormirse en la tarde para aguantar despierta toda la noche”, señala María Sofía Hernández.

Para ella, su esposo Pedro y sus cuatro hijos, la Vigilia es la fiesta más importante del año.  Se preparan en comunidad durante toda la Cuaresma con el ayuno, la limosna y la oración, para vivir en su parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, ese encuentro anhelado con la resurrección de Jesucristo.

Asegura que, para su familia, la Pascua es entrar al cielo de la mano de Jesús. “Junto a nuestra comunidad vivimos el Triduo Pascual con un sentido profundo, se nos invita a experimentar el sufrimiento que vivió Jesús con sus discípulos”.

 

En Guadalupe de calle 50 se reúnen alrededor de 30 comunidades.

 

En la Vigilia hay un momento en el que los niños hacen un canto de origen judío, preguntan a los padres qué significa esta noche para ellos, por qué hay que ayunar, por qué hay que estar toda la noche en vela, despiertos esperando algo; ¿qué esperamos?, dicen cantando los niños. Luego uno de ellos hace una pregunta directa a sus padres y los papás en la asamblea responden dando razón de su fe y contando cómo Dios les está ayudando en su vida, en su matrimonio, en su trabajo y en su comunidad.

También en esta Vigilia se bautizan por inmersión en una pequeña piscina bautismal a los niños que han nacido durante el año.

Javier Cuartero destaca que en el Camino Neocatecumenal se transmite la fe a los niños, sobre todo cada domingo en la mañana. “Los papás rezan Laudes en casa con sus hijos, cantan los salmos y se proclama una Palabra, luego entre todos dialogan sobre cómo Dios va actuando en la vida de cada miembro de la familia.

 

Santa Noche en la Catedral

La Catedral Metropolitana Santa María La Antigua sirvió de escenario para que dos comunidades terminaran en esa Vigilia el itinerario del Camino Neocatecumenal.  La primera comunidad de la parroquia Cristo Redentor de San Miguelito y la tercera Comunidad de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Panamá Viejo.

Después de muchos años de camino, los hermanos recibieron una vestidura blanca, signo de la renovación de su bautismo. Salieron en procesión desde el Hotel Central, donde estuvieron reunidos desde temprano, hasta la puerta de la Catedral donde tuvo lugar el rito del fuego.

“Es un gozo increíble el que siento, pude junto a mi esposo terminar el itinerario. Seguimos junto a 47 hermanos que conformamos la primera comunidad de Cristo Redentor en San Miguelito.  Estoy agradecida de Dios, por su misericordia que se ha visto reflejada en mi matrimonio y en mis hijos”, destacó Ulde Morales de Lorenzo.

 

Junto a Monseñor Ulloa celebran la vida y la salvación.

 

Otro momento importante de la liturgia fue el canto del Credo, los hermanos subieron al presbiterio y acompañados del arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa, cantaron solemnemente. Apenas terminó la Vigilia, los neocatecúmenos celebraron la victoria de Jesucristo sobre la muerte, bailando y cantando en la plaza Catedral.

Cabe destacar que acostumbran siempre terminar con un banquete de fiesta rompiendo el ayuno de la Semana Santa.

La cuna de este itinerario de formación católica inició en 1964, entre los pobres de las barracas de un barrio periférico en Madrid, por obra del señor Francisco (Kiko) Argüello y de la joven Carmen Hernández, que a petición de los mismos pobres con los que vivían, comenzaron a anunciarles el Evangelio de Jesucristo.