, ,

La Hermana Rosmery hace historia en el camino sinodal de nuestra Iglesia

La Hermana Rosmery hace historia en el camino sinodal de nuestra Iglesia

“Es esencial estar muy claras de nuestra misión dentro de la Iglesia, que no es papel, sino ministerio, porque tenemos carisma, dones y liderazgo. Lo que más me gusta de esta convocatoria, es que no soy yo, somos todos, es la iglesia de América Latina que fue convocada al sínodo”.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

Por primera vez, la mujer tendrá participación con derecho a voz y voto en un sínodo.

Es un hecho histórico, y para Panamá es motivo de gozo, pues el propio papa Francisco eligió a la hermana Rosmery Castañeda, directora de Formación de Agentes de Pastoral, de la Arquidiócesis de Panamá, como una de las diez representantes de América Latina en el Sínodo “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, cuyo objetivo es que todos los bautizados caminen juntos y así reunir en asamblea a todo el pueblo de Dios.

En octubre de 2021, el Papa Francisco inauguró el Sínodo en Roma. Habrá asambleas en octubre de 2023 y octubre de 2024.

He aquí las consideraciones de la Hermana Rosmery sobre ese llamado:

 

PC: Qué significa para usted haber sido elegida por el Papa Francisco para ser una de las representantes de América Latina en el Sínodo?

HR: La misma representación que llevo ha sido para mí un asombro, porque es entrar, pertenecer y estar situada, tener raíces en la Iglesia de América Latina, que todos los días nos sorprende, todos los días está en búsqueda de aquello que nosotros podemos vivir y darle sentido a nuestra vida eclesial.

El llamado, la elección, el nombramiento que me dio el Papa Francisco es motivo de una inmensa alegría, y yo diría que esta gratuidad- porque todo es gratuito- viene de Dios. Él me sigue mirando con misericordia, yo siento que Dios me sigue amando muchísimo, y que al tocarme a mí esa elección, conoce muy bien las iglesias de Centroamérica, las del Caribe, las de América Latina, que es la porción pequeña de su viña. Yo creo que ahí, Él, mirando su propia viña, tenía muchísima gente para elegir, y se fijó en mí, pobre criatura.

«Podemos empoderarnos del papel y ser lo que somos».

PC: Qué representa para usted el Sínodo, el caminar juntos como Iglesia?

HR: Cuando el Papa Francisco abrió el Sínodo, yo sentí que la Iglesia toda estaba con los ojos puestos en Roma, escuchándolo. Nos pareció un reto, porque es una novedad en la Iglesia. Yo recuerdo que hicimos la apertura en San Miguelito, y comenzamos con ese caminar de Iglesia. Y está bien que el Sínodo sea una novedad, pero no es algo nuevo porque ese es el ADN de la Iglesia, que es un pueblo que camina, nos decía el Papa.

Es nativo, es un germen que todos tenemos desde el bautismo, pues se fundamenta en el bautismo, por eso la inauguración de este Sínodo lo hacíamos frente a la pila bautismal para que todos tomáramos conciencia de que, como bautizados, somos cristianos, somos iguales, somos hermanos, somos hijos, somos comunidad, somos Iglesia, somos peregrinos.

 

PC: Usted representa la participación activa de la mujer en el proceso sinodal de la Iglesia. Para usted, ¿es un honor o una responsabilidad?

HR: La participación de la mujer en el sínodo es grandioso. Es que, por  primera vez en tantos siglos, la mujer va a tener voz y voto. A mí lo que más me alegra de la participación, es que van a estar cardenales, obispos, laicos y laicas, religiosos y religiosas, por tanto, es la Iglesia que queremos, es la Iglesia donde vamos a estar al estilo circular, no piramidal. Vamos a aprender a conversar, a escucharnos; vamos a tener voz. Va a ser un coro que se expresa con tu palabra, con la mía, con la del otro, y que tiene distintas tonalidades. Es ser la iglesia de Jesús, la de los apóstoles, la Iglesia que queremos hoy en el siglo XXI.

La participación mía en el sínodo es una gracia, también una gran responsabilidad frente a la comunidad eclesial y el pueblo de Dios. Si yo hacía oración una hora y media en la mañana y una hora al anochecer, pues eso se va a duplicar, porque yo debo  ser la primera en aprender a distinguir las voces del espíritu, y el espíritu no grita. Es un susurro, una brisa suave que hay que aprender a percibir.

 

PC: Son 364 participantes y solo 52 son mujeres que, por primera vez, tienen derecho al voto. ¿qué significa esto para usted?

HR: Yo sé que el 75% son obispos, el resto somos laicos y laicas, religiosas y religiosos. Sé que todavía el porcentaje no llega al equilibrio, pero es una cosa bonita… ¡qué más que nos abrieron la puerta, por eso hay que dar la palabra a tiempo!

Yo creo que si entramos con este sentido femenino, con ese regalo que tenemos de ser mujer, entramos con esa dignidad de creernos a nosotras mismas y ser creíbles ante la comunidad eclesial, daríamos el aporte que se espera como mujeres de fe.

 

PC: Una vez que termine el sínodo, ¿Cómo cree que se va a aplicar entre la gente sencilla de las comunidades lo aprendido?

HR: Nosotros vamos a ir en el 2023 porque ya tenemos otro segundo texto que se llama “El Instrumento Laboris”, es decir, el documento de trabajo. Después del Documento de la Etapa Continental (DEC), que ya la trabajamos por siete regiones, ahora nos llega este Instrumento Laboris. Está en internet para que todos los que se interesan por ese caminar sinodal, vean lo que se va a hacer en la asamblea.

El Instrumento Laboris trae los trabajos. ¿Cuáles trabajos? Preguntémonos: ¿La Iglesia escucha?, ¿tenemos al bautizado con su dignidad cristiana?, entonces ¿por qué no es escuchado? ¿Tenemos a la mujer como alguien a quien valoramos? Entonces, ¿qué está reclamando ella? ¿Podemos hacer misión los ministerios ordenados y los no ordenados y  que la gente nos vea que hablamos el lenguaje de Dios? Eso es importante porque hay muchos laicos con carismas y necesitan que se les dé el espacio en la Iglesia.

Y hay otra pregunta muy fuerte: ¿Cómo lograr una autoridad que sea de servicio, que se involucre con el pueblo, que se siente, como Jesús, a escuchar a los pobres, a las mujeres, a las viudas, a los que están fuera de la Iglesia, a los niños, a los agentes de pastoral, a los sacerdotes?

Me refiero no solo a la autoridad jerárquica, también a nosotros porque, muchas veces, los laicos somos muy dominantes cuando nos dan un espacio. Eso también va para la vida religiosa, a veces exageramos en el poder, en lugar de servir.

 

PC: ¿Qué le promete usted a la población para que sienta que hay una voz allá por medio de la cual nos escuchan a todos?

HR: El sínodo es para involucrarnos todos. ¿Cómo lograr que lo que se escucha allí llegue a las partes más lejanas que no tienen internet? Bueno, yo creo mucho en los medios de comunicación, pero también es ir pasando la información. Tenemos propuestas a través de Radio Hogar, Radio María, Panorama Católico, Fetv. Hay que llegar a los sacerdotes, que tienen tanta influencia en el pueblo. Formar líderes, a los catequistas, a delegados de la palabra para que multipliquen todos estos compromisos sinodales.

Yo no puedo decir voy a cumplir esto y esto. No, yo voy a esperar saber cuál es la lluvia de gracias que vamos a recibir en la Asamblea Sinodal. Lo esencial de estar allí, y por primera vez, con participación de la mujer y, al ser yo elegida, es porque la iglesia tomó conciencia de que soy bautizada, que soy cristiana, que el bautismo me dio la misma dignidad que les dio a los varones, a los obispos, y voy como mujer que participa en una iglesia que yo amo.

Y como ustedes me conocen: siempre misionera, en los campos, en las riberas, en los caminos, esa soy yo.

 

En Panamá, el lanzamiento del Sínodo, fue en la parroquia Cristo Redentor de San Miguelito.

Servicio de caridad también identifica a su congregación

La Hermana Rosmery Del Socorro Castañeda Montoya es Magister en Teología Dogmática y Magister en Biblia y Misión, de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Tiene un Postgrado en Teología Pastoral, en la Universidad Católica de Lyón Francia. Es especialista en Catequesis, del Instituto Salesianum de Roma, así como en Teología Ecuménica, en la Universidad de Ginebra, Suiza.

Cursó estudios especializados en Espiritualidad Ecuménica, en el Instituto Ecuménico de BOSSEY, Suiza, así como seminarios en Estudios Bíblicos en el D.E.I. (Departamento Ecuménico de Investigaciones), Costa Rica.

Pertenece a la Congregación Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación, fundada por la francesa Marie Poussepin hace tres siglos y medio.

Su carisma es: “Servicio de Caridad que es el Anuncio de la Palabra y su fuente es la Contemplación”.