Así lo afirmó el arzobispo José Domingo Ulloa Mendieta en la Jornada de Oración por la Patria, celebrada en la Catedral Basílica Santa María la Antigua.
Por Marianne Colmenárez
Exactamente a las tres de la tarde en parroquias del país repicaron las campanas, anunciaban que los fieles católicos se unían en oración para pedir a Dios por la paz de Panamá, por las autoridades gubernamentales, por los responsables de la economía, por los dirigentes, sindicalistas, empresarios, por los jóvenes del país.
Desde la Catedral Basílica Santa María La Antigua, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, comenzó la meditación expresando la firme convicción de que ese momento no era para resolver mágicamente la crisis que se vive en el país, ni tampoco para adormecer las conciencias de los ciudadanos.
“Hemos venido a sanar a la Patria, de nuestras heridas históricas acumuladas por más de cincuenta años, tiempo en el que no hemos sido capaces de transformar un sistema y un modelo de desarrollo que responda al querer y sentir del pueblo, especialmente al más excluido y necesitado” manifestó.
Se solidarizó con las muertes de Agustín Morales, Tomás Milton Cedeño García, Iván Rodríguez y Juan Vega, que se dieron según sus palabras, de manera innecesaria en entorno a las justas reclamaciones del pueblo que se ha manifestado pacíficamente en su rotundo no a la minería.
Luego del rezo del Santo Rosario, la Jornada de Oración culminó con la Celebración Eucarística, trasmitida por FETV Canal 5, Radio Hogar y las plataformas digitales de la Arquidiócesis.
Crisis de valores
En su homilía, el Arzobispo fue enfático al afirmar que, “existe una urgente necesidad de convertirnos en cristianos virtuosos, hombres y mujeres capaces de practicar el bien, que impregnen de ética y moral todas las realidades de la sociedad”.
Citando al papa Francisco advirtió a no tener miedo de reconocerse pecadores, pero sí a tener miedo de ser corruptos. “La oración nos cambia y conforma nuestra vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia, la oración nos va haciendo a su imagen y semejanza” dice Monseñor Ulloa.
“No permitamos que Panamá se aleje de Dios, reconocemos que hay una pérdida de la conciencia ciudadana, que con el tiempo se ha acrecentado asombrosamente. Crece también en un amplio sector de la población, la indiferencia, la desesperanza y la apatía… no queremos escuchar a Dios y la ausencia del Padre en nuestros pueblos trae como consecuencia una sociedad individualista, hedonista, corrupta, indiferente con el que sufre y que no valora la vida en ninguna de sus etapas”.
Hacer patria
“Estamos convencidos que orar por Panamá es hacer también Patria, pues la suma de la oración llena de fe de cada uno de los panameños y panameñas, es la gran fuerza para conseguir la paz que tanto necesita nuestro país” dijo.
Fue directo al señalar que “la grandeza de los pueblos se mide en primer lugar por sus fuerzas espirituales y no por fuerzas económicas. La Iglesia no puede ni debe pretender por cuenta propia, sustituir al Estado, pero tampoco puede quedarse al margen de la lucha por la verdad. Le interesa trabajar por la justicia, esforzándonos para abrir la inteligencia y la voluntad a la exigencia del bien común”.