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Más de tres décadas atendiendo a los descartados de la sociedad

Más de tres décadas atendiendo a los descartados de la sociedad

Durante 36 años, la Asociación Luz y Vida ha estado comprometida en la atención a los Adultos Mayores que no cuentan con techo, ni familia. Actualmente atiende a unos 19 ancianos.

 

Por Betzaida Toulier U.

En 1987, tras palpar el sufrimiento de los ancianos abandonados a su suerte y en condición de indigentes, surge una obra de misericordia que inició como un lugar donde sólo se repartían platos de comida en el barrio de San Felipe.

Eleuterio García González no olvida aquel día en que preso del alcoholismo llegó hasta el Hogar Luz y Vida, por una ración de comida distribuida por un grupo de mujeres que los recibían con amor y un trato digno.

“Hice fila buscando un plato de comida, junto a cientos de personas que como yo no teníamos que comer”, recuerda el ahora anciano de 81 años.

Hoy, Eleuterio junto a otros 18 hombres con edades avanzadas, reside de manera permanente en este albergue de la Asociación Luz y Vida, ubicada actualmente en el corregimiento de Paraíso, varios en sillas de ruedas y encamados, padeciendo distintas enfermedades.

 

El voluntariado sostén de la obra

Muy afanado en la cocina, Cristhian Vélez, prepara el almuerzo para los ancianos y, junto a él, otros colaboradores de los almacenes “El Costo” le ayudan, mientras al fondo, los residentes del albergue juegan bingo animados por jóvenes de la misma empresa. Como Gerente de Responsabilidad Social, Vélez sabe que en un hogar de ancianos lo que falta son manos, y por esa razón el voluntariado es vital para el sostenimiento de esta obra.

 

El voluntariado como clave para el sostenimiento de la obra.

“Desde el 2017 apoyamos esta asociación que trasciende en el tiempo, como el parque ecológico que construimos, para que los ancianos interactúen con el medio ambiente”, dijo.

Este voluntariado empieza por el área gerencial y administrativa, explica Vélez, y continúa con el resto del personal. “Cuando llegamos las señoras de la cocina salen y nosotros nos encargamos; así mismo, los responsables de la limpieza, porque asumimos este trabajo que para nosotros es un campo de formación y sensibilización para nuestros colaboradores”, comentó.

De ese contacto con los adultos mayores, Vélez no olvida a Walter quien falleció en la pandemia. “Para él su mayor tesoro era una colección de revistas que fue desprendiéndose poco a poco, porque cada vez que veníamos nos regalaba una. Fue para mí una experiencia aleccionadora, que el anciano se desprendiera de lo que más quería.

La presidenta de la Asociación Luz y Vida, Rebeca de Velázquez, lleva ya tres períodos asumiendo esta misión y destaca precisamente, el alto valor del voluntariado como clave para el sostenimiento de la obra.

“La empatía, la cooperación y el compromiso, de los voluntarios son el complemento a nuestro trabajo. Como socias buscamos los recursos económicos, pero en el día a día nos hacen falta manos solidarias con profundo sentido de sensibilidad hacia los ancianos”, explicó

 

Relevo generacional

“Somos 18 socias, muchas activas desde que se fundó esta obra; la menor tiene 66 años, y la mayor tiene 95, gracias a Dios todavía tenemos las ganas y fuerzas para seguir ayudando al más necesitado de la calle, al anciano sin techo para que sus últimos años sean con mejor calidad de vida, pero no somos eternas”, indicó. Señaló que es un trabajo gratificante y la mayor satisfacción es saber que sirves a personas con necesidades especiales, y en ellos al mismo Jesús sufriente en una cama al que conversarle u orar con él.

 

“Nuestra presencia les agrada, se sienten acompañados y queridos, pero esto es recíproco”, señaló la presidenta.

Sostener un hogar para ancianos es muy costoso. Que si el dentista, el oftalmólogo, el geriatra, fisioterapista y nutricionista, y a estos se suma la alimentación saludable que deben recibir y los medicamentos, pero nunca les ha faltado la acción de la providencia, y el aporte de las empresas benefactoras que por 36 años han estado apoyando de manera ininterrumpida.

 

Cuenta corriente número 03-05-01-002112-4 o a la cuenta de ahorros número 04-05-01-005550-7 ‘Asociación Luz y Vida’ del Banco General; también al WhatsApp 6637-824 o al 232- 4893/94.