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Monseñor Ulloa recibe Orden “Presidente Justo Arosemena”

Monseñor Ulloa recibe Orden “Presidente Justo Arosemena”

En un solemne acto realizado en la Ciudad de Penonomé, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, recibió de la Gobernación de la Provincia de Coclé, la Orden “Presidente Juan Demóstenes Arosemena”, en el Grado de Gran Cruz.

Redacción

Este lunes 14 de agosto, Monseñor José Domingo Ulloa junto a otros ciudadanos panameños, recibió la condecoración «Orden Presidente Juan Demóstenes Arosemena» en el grado de Gran Cruz.

En sus palabras de agradecimiento, monseñor Ulloa dijo con convicción y sin ninguna falsa humildad, que esta distinción pertenece “no a mi persona sino a la institución que represento, a la primera Diócesis creada en tierra firme un 9 de septiembre de 1513; institución que ha acompañado el caminar de este pueblo en las diversas gestas que ha tenido que librar”.

Destacó también que quienes hacen historia hoy, deben tener la capacidad de comprender que lo que somos como nación no es por el mérito personal o particular de alguien, “sino por el proceso de desarrollo de nuestro ser y quehacer panameño a lo largo de la historia, que se ha entretejido en las relaciones de toda índole. En el caso de la Iglesia no podemos separar la historia Patria de la historia eclesial”.

 

Monseñor Ulloa dejó claro que, entre la Iglesia y la administración pública, sus relaciones deben estar basadas en los principios de independencia y autonomía, cada una en su propio terreno, reconociendo que ambas están al servicio de la vocación personal y social del ser humano.

 

Reiteró a la vez que es legítima una sana laicidad «en virtud de la cual las realidades temporales se rigen según sus propias normas, sin excluir sin embargo esas referencias éticas que encuentran su último fundamento en la religión. La autonomía de la esfera temporal no excluye una íntima armonía con las exigencias superiores y complejas que se derivan de una visión integral del hombre y de su eterno destino» (Benedicto XVI, al Presidente de Italia, 24-6-05).

“Nadie puede dudar que, el pluralismo religioso y cultural, como lo demuestra la variedad de las personas y de las entidades aquí representadas y distinguidas, es un enriquecimiento de la vida social. Qué bueno que somos distintos, pero no por eso debemos ser distantes”, recalcó en sus palabras.

Finalmente instó a las autoridades presentes que, si quieren invertir en algo seguro y beneficioso para el desarrollo del país, “hay que invertir en la juventud, no con paliativos ni prebendas sino con oportunidades para toda la juventud sin distingo de credo, etnia, clase social o ideología. Ellos tienen la capacidad de cambiar sus vidas y transformar positivamente el país”.