El miércoles 2 de febrero abrirá sus puertas después de un rito privado de recuperación de lo sagrado en el Santuario; el 3 de febrero habrá Jornada de Oración de Desagravio en todos los templos colonenses, y el 6 se hará la primera Misa, que será de Desagravio.
Eduardo Soto P.
Fue una reunión con altas y bajas. Unas bajas que, por supuesto, escondían las elevadas temperaturas de unos portobeleños insistentes, que se ven a sí mismos como dueños y señores (dueñas y señoras) del templo y sus contenidos, y que exigen entre otras cosas que la iglesia de San Felipe Apóstol, Santuario del Cristo Negro de Portobelo, abra de inmediato sus puertas, porque la afectación –sobre todo la económica– ya les duele.
A pesar de la presión y el ánimo caldeado que reinó en el salón de reuniones de la Gobernación colonense, el obispo de Colón-Kuna Yala, Manuel Ochogavía Barahona, supo mantener en todo momento la serenidad y su temple de pastor de almas. Fue, ante todo, docente y pacificador.
Convocatoria
Fue el Ministro de Cultura Carlos Aguilar quien se ofreció “para mediar” entre los pobladores molestos por el cierre del Templo, y las autoridades eclesiales que decretaron la censura, de manera que se pudiera llegar a un acuerdo y reabrir el Santuario. Todos aceptaron acudir a la reunión.
Sin embargo, la mediación tuvo que asumirla la anfitriona, la Gobernadora Irasema de Dale, pues el ministro también se convirtió en blanco de quejas y demandas de los portobeleños, quienes piden empleo en las obras de restauración que se llevan a acabo en la colonial Aduana de Portobelo.
En la reunión también estuvo presente el alcalde de Portobelo, Carlos Chavarría, quien luego de unas palabras introductorias que brindaron el contexto de la situación, no habló más. En la mesa principal también estuvo el Comisionado de la Policía de Colón, Víctor Méndez, quien no dijo una sola palabra.
El auditorio lo llenaron principalmente pobladores molestos, aunque también llegaron feligresas que apoyan al al obispo Ochogavía y al actual párroco, P. Ángel Pinilla.
El salón estaba a reventar, pero eso no impidió que encontraran puestos los sacerdotes José del Carmen Ortega y Narciso Ábrego, ambos ex párrocos de Portobelo, quienes tuvieron que salir del poblado por el clima de tensión que ahí se ha vivido.
También encontró un lugar el padre Emmanuel Arcia, Canciller de la diócesis, quien tomó nota de todo lo discutido.
Las quejas
Los portobeleños tenían varias peticiones, además de la principal que sería la inmediata reapertura del templo.
Quieren tener prioridad en la selección de la mano de obra para todo trabajo de restauración en el conjunto monumental de Portobelo; Otra exigencia es que se restaure la imagen de San Felipe Apóstol que fue bajada hace ocho meses del Altar Mayor porque corría peligro de gran deterioro; también exigían que se reanude la catequesis enseguida, y que a la persona que hace catequesis privada y tiene un grupo juvenil particular, se le permita seguir actuando.
Para todo encontraron respuesta, aunque no siempre fue de su agrado. En cuanto al empleo, el ministro de Cultura aseguró que el 93% del personal que está en las obras es portobeleño, aunque para una gran mayoría de trabajos se requiere personal especializado que hay que conseguir afuera.
Sobre la imagen de San Felipe es una historia especial, pues tanto esa imagen, como todas en el Santuario (incluida la del Cristo Negro), forman parte del Conjunto Monumental que es patrimonio de la Humanidad, y por tanto está bajó el amparo de la Unesco [Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura], y solo especialistas pueden intervenir. En Panamá solo hay un restaurador certificado por esta entidad, Alejandro Alvarez, quien por pandemia y tantas necesidades existentes, no ha podido acudir a Portobelo.
En cuanto a los grupos particulares que existen en la órbita del Santuario de Portobelo, y que dicen atender la catequesis, la Pastoral Juvenil y, sobre todo, la fiesta del Cristo Negro en Octubre, el obispo Manuel Ochogavía Barahona fue claro: nada de esto puede darse sin el visto bueno de la autoridad eclesiástica, que por Derecho tiene la potestad y la misión de organizar y supervisar las labores de evangelización.
Sobre este tema, tanto las autoridades civiles, como los laicos que acompañan al párroco Ángel Pinilla, estuvieron de acuerdo.
Sobre reabrir el templo el obispo cedió un poco. Aceptó adelantar la fecha para el 2 de febrero, no sin antes realizar una ceremonia privada de recuperación de lo sagrado.
Entre el dos de febrero y el seis el templo seguirá abierto, pero no habrá misas. El domingo 6 se hará la gran Eucaristía de Desagravio, para pedir perdón a Dios por haberlo ofendido el 31 de diciembre de 2021, cuando algunos pobladores impidieron la entrada al templo para realizar la misa de Año Viejo. “La Eucaristía es lo más grande para los católicos, y eso que pasó fue muy grave”, dijo el obispo Ochogavía.
COMUNICADO DE LA DIÓCESIS DE COLÓN
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Portobelo y el Patrimonio de la Humanidad
Ningún edificio, ninguna imagen, los cañones, las maderas talladas; todo lo colonial en Portobelo…: nada se puede tocar o pretender restaurar sin que lo autorice la oficina de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura de Panamá, que encargará la tarea a especialistas, y en Panamá no hay muchos.
Algunos portobeleños de queja rápida piden empleo en estas obras, y reclaman el retraso en lo que concierne al Santuario del Cristo Negro.
Llegan a decir que a la Iglesia parece no importarle nada con el Cristo, y por eso tienen el templo abandonado, casi en ruinas.
Monseñor Manuel Ochogavía intentó explicar que no hay tal desidia, si no que la Ley impide que la Iglesia, ni nadie, intervenga en esos bienes que no le pertenecen solo a los panameños, sino que son patrimonio de la humanidad. Por eso se requiere hacer todo según las normas, y con permiso de la Unesco.
En cuanto a cualquier otro tipo de obras, el Obispo explicó que desean contratar portobeleños, siempre que tengan la capacitación, y cuenten con los permisos y seguros debidos para garantizar atención en caso de imprevistos.
El Ministro Carlos Aguilar explicó lo propio, y aseguró que los portobeleños son y serán los primeros en ser contratados para las obras generales en todo momento.
