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Seamos Iglesia en salida

Seamos Iglesia en salida

La sociedad en la que vivimos está necesitada de testigos, de manos que construyan y hombros que soporten pesos. Esta semana pongamos en práctica lo experimentado en Adviento y Navidad.

 

Por Redacción 

Se nos está sugiriendo la acción, no solo las palabras ni horas y horas de formación. Está muy bien prepararse, es decir el discipulado, pero la misión urgente es el acto, el gesto, la salida.

Para esta semana se nos está proponiendo poner en práctica en nuestros ambientes todo lo que hemos experimentado en estos días de Adviento y Navidad. Fue una época fuerte de preparación, en la que recibimos insumos suficientes para salir ahora a construir un camino.

La sociedad en la que vivimos está necesitada de testigos, de manos que construyan y hombros que soporten pesos. Todo al estilo de María, la Madre, que muy poco habla en el Evangelio, pero se convierte en testimonio permanente y presencia continua.

 

Será con nuestros actos firmes, y el compromiso sin flaqueza que el resto del mundo podrá sentir la presencia de Dios en sus vidas.

 

Vemos en el Evangelio que cuando Andrés y Juan se le acercan para preguntarle dónde vive, el Maestro les invita a que vengan con él y lo vean, lo experimenten.

De la misma forma, el papa Francisco nos ha repetido muchas veces la necesidad que existe de que la Iglesia cumpla con su vocación primaria, que es la Misericordia mediante todos los actos posibles, y la Iglesia somos todos.

La única manera de que nuestros ambientes se cristianicen es si nosotros, con nuestra manera de vivir, nuestra visión del mundo, nuestros actos concretos, los cristianizamos. Solo de esta manera podremos combatir el planteamiento continuo que está recibiendo la sociedad a cada momento y por todos los medios, que nos habla de muerte, de individualismo y de destrucción.