Educadores y estudiantes confirman que ser parte de una banda de música estudiantil contribuye significativamente en la formación integral de los niños y jóvenes que participan.
Por Marianne Colmenárez
Se dice que la Música es la maestra del trabajo en equipo, y esto es confirmado por quienes han sido parte de un coro o de una banda escolar. El profesor José Araúz, director de la Banda del Colegio Parroquial San Judas Tadeo, explica que cada estudiante hace su mayor esfuerzo por aprender y hacer su parte, por eso suena como suena cada vez que se presentan.
Asegura que el ser partícipe de una banda musical permite al niño o joven reforzar muchas de sus capacidades.
“Al principio llegan tímidos, pero luego los ves interactuando con otros estudiantes, aprenden a expresarse, a ser disciplinados, desarrollan la inteligencia musical, sus capacidades motrices y de memoria”, afirmó.
Por su parte, la profesora Elsie González, subcoordinadora de la Banda del Colegio San Vicente de Paúl, comenta que desde que el chico o chica ingresa aprende a ser parte de una familia musical, que trabajo en equipo, enseña disciplina y fomenta la amistad.
“Pueden alcanzar metas dentro de la agrupación y conocer otros escenarios, compartir con nuevos compañeros haciendo lo que más disfrutan, que es representar a sus colegios con orgullo y que el mundo entero los vea desfilar” dijo.
Sofía Cáceres, estudiante de noveno grado en el Instituto William H. Kilpatrick, reconoce que de alguna manera su participación en la banda le ha ayudado a vencer su timidez. “En el primer desfile me sentía nerviosa, pero superé el momento pensando que era una práctica más, y eso me ayudó a sentirme segura”.
Cuando tenía 10 años de edad, logró entrar en el batallón femenino de su colegio. Recuerda que quienes le enseñaron las coreografías tuvieron paciencia con ella; desde entonces ha ganado experiencia y está en capacidad de enseñar a quienes recién ingresan, según comenta.
“He aprendido sobre liderazgo, ya sé tomar mis propias decisiones, sé priorizar y me organizo con horarios. Me canso, pero igual disfruto todo lo que hago”.
Inclusión
Juan Pablo Díaz es un joven con síndrome de Down, estudiante del colegio San Judas Tadeo. Hace seis meses por motivación propia decidió formar parte de la banda. El pasado domingo, en el desfile de los 504 años de Panamá La Vieja, debutó tocando redoblante. Su familia y compañeros aplaudieron su participación.