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Festejar a Todos los Santos antes que fiestas foráneas

Festejar a Todos los Santos antes que fiestas foráneas

¿Compite la Solemnidad de Todos los Santos contra la noche de brujas?… Jamás, no hay comparación alguna, y en la próxima nota te detallamos el por qué.

 

Por Karla Díaz

La fiesta de Todos los Santos busca resaltar el papel importante de muchas personas que fueron testigos de la misericordia de Dios y la íntima amistad que lograron forjar con él.

Hoy, pareciera que los católicos viviéramos una especie de competencia entre la celebración de esta solemnidad con la llamada “noche de brujas”, pero en realidad, ni hay relación alguna, ni debemos dejarnos llevar por la presión que nos meten los medios de comunicación o las modas.

El padre Nelson Magallón afirma que, la única manera que existe para contrarrestar esa influencia negativa de  la celebración del Halloween es tener verdaderamente en nuestra vida el deseo de la santidad, es decir, dejarnos conquistar por Jesucristo, y  ver en los Santos, modelos de vida cristiana que me animen en mi deseo de ser santo.

Y pone un ejemplo: “¿Por qué los muchachos que quieren  ser futbolistas profesionales admiran o siguen a las estrellas del deporte?” … Es sencillo, dice el sacerdote… “porque quieren y desean ser como ellos; quisieran ser profesionales, tener esas cualidades y características y por eso los imitan”.

Entonces, agrega el padre Magallón que, la única manera que tenemos los cristianos y  creyentes para vivir esta fiesta es  anhelar la santidad  con toda la mente y el ser.

“Solo así pesará más en la balanza de la vida, la Santidad, la gracia y  la belleza de Dios, que la muerte, la fealdad y la oscuridad que ofrece el enemigo”, destaca.

 

Pero, ¿quiénes son los Santos?  ¿Puedo yo ser uno?

Los santos son personas cristianas que anhelaron ser amigos de Jesucristo, que buscaron muchas veces la gracia de Dios.

Fueron pecadores, pero se levantaron, se dolieron  de sus pecados y buscaron la gracia sacramental para seguir adelante.

“El único que quita el pecado del mundo es el cordero de Dios, por lo tanto, para llegar a ser santos hay que estar unidos y en comunión a ese cordero de Dios… ¿cómo? con la participación en la vida sacramental, la eucaristía, reconciliación, cultivando mi vocación, no andar por allí despistado, y poner todo el empeño por cumplir esa misión que Dios me ha dado desde antes de nacer”, acota el padre Nelson.

Agrega, además, que a  la santidad se llega por la gracia de Dios que vence el mal, y que ninguno de nosotros por nuestras propias fuerzas puede llegar a la Santidad. “Solo con Dios y su gracia, unidos a él en la oración y en los sacramentos podemos ser santos, es ese el único camino”, dice.

No caigamos en las metodologías del mundo

Para celebrar esta especial solemnidad debemos centrarnos en todo lo detallado anteriormente y no caer en querer equiparar las celebraciones de nuestra iglesia con las celebraciones del mundo.

El padre Nelson, experto en Teología, señala que a veces pareciera que queremos copiar el mismo método del mundo para las celebraciones de la iglesia, y no, no podemos pensar en celebrar el Día de Todos los Santos en el mismo nivel comercial del Halloween,  porque no hay relación ni comparación.

 

“La santidad se vive en silencio, es decir, es una cualidad que empieza por una transformación interior de la persona, un cambio en lo profundo, en la conciencia y el corazón, donde nadie puede ver, donde nadie puede juzgar y en donde solo Dios entra con su fuerza, su amor y su misericordia”, asegura.

 

A partir de allí, insiste, la santidad empieza a hacer el bien pero de manera silenciosa,  porque no tiene que saber tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

“La presión que nos meten los medios de comunicación es tan fuerte que incluso hemos llegado a pensar que para poder hacer una celebración de iglesia tenemos que hacer la misma bulla, la misma pantomima, es decir, todo lo vistoso de las celebraciones del mundo, y no es así, no hay nivel de comparación”, señala el sacerdote.

Puntualiza diciendo que, la santidad es un sacrificio, y de hecho es poco gustoso, es algo que se vive en silencio, pero en la paz profunda del espíritu que sólo Dios da.