El nuevo ministro, oriundo de Guatemala, recibió la consagración de manos de Monseñor Edgardo Cedeño, obispo de la diócesis de Penonomé.
Por Marianne Colmenárez
Llena de júbilo la feligresía de La Pintada acompañó a en su ordenación diaconal, a Fray Benjamín Puac Bucú, celebrada en la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, este 25 de marzo.
Oriundo de Santiago Sacatepéquez, Guatemala, este joven de 31 años de edad ha tenido la oportunidad de reafirmar su vocación como misionero en la diócesis de Penonomé. A caballo, en bote o caminando trayectos de tres horas aproximadas, recorre las comunidades que son atendidas por la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, ubicada en La Pintada.
“Desde antes de mi ordenación como diácono, esta parroquia me ha ayudado a definir las áreas en las que quiero desarrollar el ministerio del diaconado”, destacó.
Para Benjamín esta ordenación no significa un punto de estatus, ni de victoria personal.
“Al contrario solo cambia como me relaciono con esta gente sencilla, tengo más cercanía y mayor compromiso al servicio. Ha sido una bendición llevar en sitios tan lejanos los viáticos a los enfermos, celebrar bautizos y bodas.”
La presencia del Obispo, Monseñor Edgardo Cedeño, de los frailes de la Orden Franciscana de Centroamérica, de sus padres que vinieron desde Guatemala y los fieles que siempre manifiestan su alegría en las ordenaciones, demostró el agradecimiento a Dios por un nuevo ministro en el orden de los diáconos para esta iglesia que peregrina en Penonomé.
Desde la comunidad indígena «kaqchikel»
Salir de una comunidad indígena y adaptarse a nuevos destinos no fue fácil para el diácono Puac, asegura que el cambio cultural fue uno de los obstáculos más difíciles que tuvo que superar.
“La concepción del mundo indígena es muy distinto a las realidades que nos topamos en este mundo occidental, la forma de ser y de vivir, desde las comidas hasta la estructura mental de las personas todo es diferente”, expresó.
Dejó su familia desde jovencito para formarse durante 12 años tanto en Guatemala como en Nicaragua, El Salvador Costa Rica y Panamá.
“De donde soy, carecemos de educación básica, me costó desarrollar la parte intelectual cuando estuve en la universidad; pero poco a poco fui creciendo, con esfuerzo y la ayuda del Señor salimos adelante”, afirmó.
