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Minería: actividad que impacta la ecología, vida y economía

Minería: actividad que impacta la ecología, vida y economía

La actividad minera forma parte de un proyecto económico ligado a la globalización; pero también hace parte de un proyecto político, social, cultural cuyos impactos alcanzan múltiples niveles de la vida de las personas y las comunidades que ponen en peligro su comunidad.

 

Por Karla Díaz

Acaloradas protestas han acompañado la sesión permanente para la discusión, en la Comisión de Comercio y Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, del proyecto de ley 1043 que contempla la aprobación del Contrato de Concesión Minera entre el Estado panameño y Minera Panamá S.A., filial de la trasnacional canadiense First Quantum.

Un contrato que, entre sus líneas, establece una regalía de entre el 12% y 16% de la ganancia bruta, así como mejoras significativas en materia laboral y ambiental para el Estado, pero que también trae consigo la arrasadora extracción de cobre y minerales que es rechazada por ecologistas, ambientalistas, y los más afectados, campesinos y pueblos ubicados en los alrededores de la mina. También la Iglesia ha expresado se ha expresado al respecto y manifestado su preocupación por la exploración y explotación mineras en diversas regiones del país.

 

Contrarios al contrato minero

Para Fray René Arturo Flores, Franciscano del distrito de La Pintada, el nivel de contaminación que trae consigo la mina es algo que no se está mostrando, no se está reflejando y mucho menos se está monitoreando en el área.

“Nosotros estamos en contra de este contrato porque conocemos las peripecias de otros países, la destrucción que se está ocasionando. Aquí dependemos del agua potable, la cuenca que es cuidada por los lugareños;  no se está pensando en el daño a la biodiversidad”, destacó.

Pidió al Estado que haga un estudio de calidad de agua, de calidad de tierra,  la revisión de la biodiversidad;  que lleven al pueblo, lo dejen entrar a la mina y vean  cómo han hecho daño al Corredor Biológico Mesoamericano.

“Queremos que haya diálogo abierto y presentación científica del impacto,  porque esto va a terminar con la salud y la alimentación de todos los panameños”, puntualizó.

 

Panamá es un paraíso que no se puede perder

La posición de la Iglesia Católica es apoyada por la Red de Iglesias y Minería, una agrupación continental latinoamericana y ecuménica conformada por comunidades cristianas, equipos pastorales, congregaciones religiosas, grupos de reflexión teológica, obispos y pastores que buscan responder a los desafíos de los impactos y violaciones de los derechos socio-ambientales provocados por las actividades mineras en los territorios donde vivimos y trabajamos.

Pedro Sánchez y Asunta Montoya, miembros de esta red,  visitaron Panamá y lo vieron como un verdadero paraíso en donde hay mucho verdor, una naturaleza que está siendo destruida por la minería.

 

Papa Francisco: «O cuidamos la casa común o vamos al exterminio».

 

“Costa Rica nos muestra que con turismo, agricultura y  con la defensa de su cultura,  se vive bien. Es nuestro país vecino que nos demuestra que No necesitamos de la minería, esa que produce ambientes contaminados, muerte de especies y destrucción a su paso”, dijo Pedro.

Por su parte, Asunta destaca que Panamá necesita de su agua, de sus bosques de su tierra; pero todo puede destruirse debido a la corrupción, a la compra de políticos que prometen desarrollo en donde solo dejarán desiertos.

“No hay un solo lugar en América Latina en donde podamos decir que hay desarrollo gracias a que hubo minería. No hay grandes ciudades, ni bienestar; nos prometen un desarrollo que no existe”, dijo

Hicieron también un llamado a que en Panamá se dé un debate de altura, una conversación de la que todos sepan, en las casas, en los colegios, en las universidades, los hijos, los papás, los nietos, sobre la fatal realidad de nuestro país en unos cuantos años, gracias a la minería.

“Aquí en Panamá se debe escuchar el río, a la lluvia, al agua, a los bosques, a los animalitos, a los pueblos, a los campesinos, porque esto lo deben resolver ellos,  no los políticos. Escuchen los gritos de la Madre Tierra, dice Pedro, si somos capaces de oírlos,  vamos a poder decidir mejor sobre el futuro de Panamá”, puntualizó.

 

¿La mina es beneficio y progreso?

La otra cara de la moneda la reflejan los trabajadores de la mina, quienes esperan una positiva respuesta lo más pronto posible. Nitzia Ogilvie, una de las voceras de este grupo, destacó que este contrato beneficiará a todos los panameños, y que solo basta con ver el progreso que ha tenido la comunidad y las oportunidades que se han dado a los jóvenes.

“Es estresante, porque no sabemos qué va a pasar; hoy estamos bien,  pero no sabemos qué va a pasar mañana, no podemos pensar en un futuro”, señaló.

Al cierre de esta edición, continúan el debate y las protestas por el contrato. Mientras tanto, quienes siguen sufriendo las consecuencias son las comunidades indígenas y campesinas, pues en sus zonas, allí en donde están sus ríos,  es donde está la verdadera riqueza de nuestro país, que está siendo atacada por maquinarias que van dejando desolación a su paso.

 

La mirada de la Iglesia

En su más reciente reunión, la Conferencia Episcopal Panameña mostró su “preocupación” por el futuro de las comunidades en donde se desarrolla la extracción minera, cuyos efectos son “nocivos” para la vida humana y la ecología.

Los obispos pidieron al Gobierno que la explotación minera respete el ordenamiento legal, la justicia social, la protección al medio ambiente y la consulta ciudadana de todos los sectores involucrados.

“La decisión de convertir a Panamá en un país minero -según la opinión de personas y organismos entendidos en la materia- compromete ese futuro con graves riesgos para el medio ambiente, para la vida y salud de los panameños y para la soberanía nacional”, según el colegiado de los obispos.

El obispo de Colón y Guna Yala, monseñor Manuel Ochogavía, ha seguido de cerca el tema con los verdaderos protagonistas: los habitantes de las comunidades adyacentes a la explotación de Minera Panamá, en la Costa Abajo colonense, recientemente aprovechó la cita eucarística realizada en su diócesis para expresarse fuertemente en cuanto al tema, manifestando que las decisiones que se han tomado, no anteponen la dignidad del hombre, sino el poder y el dinero.